28/2/10

Elfriede

Hasta que pueda decir lo contrario me referiré a ella como "LA TIENDA". Me lo compraría todo. A pesar de que muchos de los objetos no pasaban de la calidad de tiendas tipo Pórtico la disposición de los mismos, la estancias laberínticas y todo el collage de las paredes era tan particular que no es comparable para nada con este tipo de franquicias. El gusto con el que estaban colocadas las cosas era exquisito en un no saber para donde mirar con un lo quiero todo enfermizo. Un horror vacui encantador.

 
Harald Gerstorfer
Linz, BischofstraBe 9

 Un escaparate con piezas de casita de muñecas y de miniaturas de instrumentos con sus fundas negras es más que tentador, precios asequibles a la vista, come in sin esperas.


El interior habla por sí sólo.

 
Sueño con esta cesta para la merienda.


 
 


¿Lo mejor de todo? ¡Tiene tienda on-line! La página la verdad es que no le hace mucha justicia a la tienda y a todo su encanto. Los precios con asequibles y es una buena opción para un regalo. Esperaré unas semanas para ahorrar algo de dinero y sin dudarlo haré una compra. Os animo a ello.

Austria en febrero

Austria me va a dar para unos cuantos posts. No es que encontrase demasiadas cosas que no esperase ver, sus similitudes con Alemania son más que evidentes. Alemania es un país que me gusta: tranquilo, seguro, limpio, educado, con panes de muchas clases, castillos en el sur, folclórico y verde. Austria blanca, más escarpada, con los Alpes de telón de fondo y con una tradición musical donde Mozart, evidentemente, pesa pero mucho. Visitar un museo y dejar tu abrigo colgado en una percha, sin consigna, como en tu casa y después de 3 horas encontrarlo colgado en el mismo sitio sólo es posible aquí.


Particularmente Linz fue capital europea de la cultura el año pasado. Supongo que esta circunstancia plagó de innumerables galerías de arte la ciudad. Iba a decir que su frecuencia en bajos comerciales era comparable a la de los bazares chinos aquí, pero es que hasta allí los bazares chinos son chinos y no pseudotodoacienes.


Todo parece estar controlado y tiene un aire rococó y comprimido que particularmente me atrae sin remedio.



El cuidado del escaparate que sale en muchas ocasiones de la tienda. Cómo les gusta decorar los jardines.


 
Patios interiores en los que siempre hay algo a los que se acceden a través de pasadizos con puertas medievales.


Huevos de Pascua de cerámica everywhere. Esta tienda de Salzburgo era exclusivamente de huevos y no era la única.

  
El escaparate.

  
Fachadas que aportan "algo", no sé muy bien el qué. Ésta es la del Ayuntamiento Viejo de Linz y por lo que pude saber esa especie de descorchado de la pintura de la fachada que va dejando ver el ladrillo no ha sido hecho premeditadamente.
  
Salzburgo.


 

 

Y el blanco por supuesto...


Prometo más.


A propósito del Ego. Cibeles 2010.

Ahí, en Chamberí, viernes 19 por la tarde, con entradas para Roberto Verino, y en el sofá disfrutando de uno de los pocos placeres culturales españoles de los que me siento orgullosa.

 

Y estaba siendo plácida, la nueva adquisición de Ikea de mi prima ha sido acertada. De telón de fondo el programa de sobremesa de Antena3, del cual no recuerdo nombre y en el que un corrillo de competentes periodistas tanoréxicos se despachaban a gusto con el pene de trapo de la colección de Mastache. 

 
Había quién se ruborizaba incluso, ya no quiero ni pensar en qué clases de juguetes les toman prestado a sus hijos porque otra conclusión no puedo sacar de sus coloretes. La tacharon de rídicula, absurda, dilapidaria, bueno, una serie de sandeces muy propia del periodismo de élite de este país. Está claro que a este gente no se la tiene en cuenta más que en su casa. Lo peor de todo es que son creadores de opinión, vale que de gente que tiene la desgracia de no tener puntos de vista circulares; el caso es que así se alimenta la educación de la sobremesa, ese momento en el que el cuerpo digiere en el sentido más indigesto de la palabra. Creo que lo digo todo si digo que esa es la clase de gente que va a un museo y se complace de exhalar un eso también lo hago yo y más barato
Dicho esto decir que era mi primera vez en CibelesFashionWeek y que el habitáculo se me quedaba algo pequeño. Eso de que te peinen, te regalen Cruzcampo (light), te pinten las uñas y te despachen revistas no está del todo mal, dejémoslo en atrezzo, pero hubiera preferido algo más de espacio para cubrir todos los asientos de las invitaciones repartidas (me quedé fuera en American Pérez y para Maya Hansen, la cual me apetecía realmente).
 

Mis intereses eran más bien otros. El público respondió a mis expectativas. Aunque no pude hacerme con ninguno de los personajes debido a mi todavía discreta malformación fotográfica, sí que puedo hacer una recopilación mix-onírica de pantalones cortos de piernas peludas, mujeres altas de voz ronca buscando asiento cerca, un Vuitton hecho polvo que provocaba mis instintos más delictivos y de un Carlos Díez aclamado por las masas y siempre tan majo.


Mastache, como los grandes, hasta el fin de la pasarela, algo que me encantó, con un par. Por un momento pensé que no iba a girar y que iba a salir del recinto straight ahead sin parar hasta Gallaecia, eso lugar a donde todo el mundo viene a ponerse ciego de marisco de criadero artificial o traído de Francia.
 

De Carlos Doblas poco puedo decir.  Su colección era una etapa que cualquiera que hemos estudiado en Esdemga pasamos en 1º. Un aporte afectivo cero, materiales de segunda, calzado de Zara traído directamente de la tienda y un fuerte cheiro al que podría ser su amamantador, David Delfín.



Hoy por hoy me siento tan orgullosa de ser una parva paletiña galega... Sólo decir que el anterior Ego lo ganó una chica Esdemga y que el reciente 2010, uno de los diseñadores es licenciado por la misma facultad que la doña que escribe. Aldea, verde y gaitas. Será eso que nos hace tan tan...

16/2/10

Un rincón agradable para cenar. Crepería Crecotté, Pontevedra.

Llegamos pronto, los primeros. Todavía no se había sentado nadie. He estado en varias ocasiones en esta crepería pero como siempre éramos un grupo numeroso y el jaleo era considerable no había podido saborear el lugar en su estado más íntimo. No siempre queda acorde la remodelación de una edificación antigua queriendo conservar parte de su esencia en los muros de granito o vigas de madera, pero éste no es el caso. La propia distribución de las estancias laberínticas rompe con esos incómodos espacios diáfanos de salón de comidas de ceremonias y proporciona cierta intimidad que se agradece.



En particular me encantan las lámparas de este lugar en contadas ocasiones repetidas en modelo alrededor del local y el print animal de las sillas que suaviza la robusted de las paredes que te envuelven como las de los pazos tradicionales. El trato es muy cordial y atento (todos los camareros son chicos) y el precio es razonable (menú basado en ensaladas, crêpes y platos especiales de la casa). Me llamó la atención el tejido de las servilletas (aunque sintético imita al lino) y el que estén tan perfectamente planchadas, la verdad, que así da gusto limpiarse el bigotillo una y otra vez. Y por supuesto, todo está muy bueno (fresco, limpio y poco grasiento). Se basa todo un poco en asumir pequeños riesgos mezclando ciertos ingredientes de lo más comunes que consiguen escaparse de las típicas tapas o de la tortilla de patata, qué sí, que me encanta, pero de vez en cuando apetecen sorpresas aunque no sean del todo complacientes.
Más que recomendable.

14/2/10

Man nude

De la constante indiferenciación entre macho y hembra de la que a menudo se habla en torno al vestir me encuentro con esto. Vamos a categorizarlo, a meterlo en algún saco o caja con etiqueta y nombre. Llamémoslo... hombre...no...mujer...mmm...no, tampoco... Me gusta su hombre.


La máscara

Lo sigo viendo como un reclamo sexual más, uno de tantos. Auguro que esto se normalice y que con el tiempo sea una herramienta más que nos ayude a extinguirnos de paseo por cualquier calle. Está claro que esta especie de obsesión por exponernos ante los demás, de hacernos visibles sea como sea ante una sociedad indeferenciada está en voga y como todo sube y baja de un extremo a otro; cualquier día nos encontraremos irremediablemente desesperados por el anonimato más severo. A mí ya me pasa de hecho. Sólo quiero ser alguien para la gente que ya lo soy.