7/1/10

Pequeñas cosas que deseamos

Si pusieran en venta todas estas "cucadas" estrujaría tal cual trapo al máximo mis modestos ahorros. Pero hay cosas que ya no se venden, vamos, si en mis manos estuviesen las conservaría sí o sí, más que nada porque tendría el suficiente dinero para no necesitar venderlas. No es un nuevo fetichismo, siempre he sido decorosa con el objeto y la imagen pocas veces ha podido.


Acabo de acordarme de Castromao, Celanova. Durante dos veranos consecutivos estuve colaborando en un yacimiento arqueológico. http://www.terradecelanova.com/html/castromao.htm http://www.esgalicia.com/index.asp?pagina=%2Fmonumentos%2Fmonumentos_detalle.asp%3Fmonumento%3D217 Tampoco era nuevo esto de la arqueología. Parece algo estúpido hacer una lista ahora pero desde la infancia tenía unas cuantas profesiones de esas con las que los niños suelen expecular. Entre ellas estaba la de arqueóloga, pianista o diseñadora. Y sí, he tocado de todo un poco. El caso es que el primer año me gustó tanto la experiencia que repetí y tuvo que gustarme porque Ourense en verano al sol tela. Encontrábamos sobre todo trozos y restos parciales de cerámicas y nuevos muros de construcciones que estaban soterradas bajo la montaña. Bajaba todos los días literalmente negra. Hace años, como 7 y de aquellas las cámaras desechables.

Del pequeño expolio que pude hacer me traje unos miserables trozos de cerámicas que no dejan de tener su encanto para mí, porque datan del III D.C.


Toda esta perorata viene a cuento de que durante la excavación encontramos algunas horquillas de oro y adornos a modo de pendientes de las que no conservo fotografías muy a mi pesar.

La exposición sobre La moda en la burguesía femenina de Pontevedra 1856-1929 en el Sexto Edificio del Museo de Pontevedra tiene cositas dignas de apreciar y de sustraer si la naturaleza hubiera obrado de otra modo en mi conciencia... Vale, son como "cosas de chicas". Puede que el machismo imperante de la época realzase precisamente eso, que obligara a la mujer a ser lo más femenina posible y a diferenciarse cuánto más mejor del hombre, aunque esta polvera pudiera pertenecer, salvando las diferencias, a Louis XIV.









Desde mi punto de vista, ser una mujer de hoy no implica tirar de chándal sino todo lo contrario. Vale que en el fondo se perpetúan consideraciones que siempre han partido de juicios masculinos como el canon o ciertos estereotipos pensando que la mujer tiene que ser femenina, válgame la redundancia, y no estoy hablando de faldas cinturón y escotes amenazantes. Buscar un equilibrio que en la mayoría de los casos o viene dado o no se da. Existen demasiadas trampas en el día a día que nos dirigen hacia la vulgaridad y puede que este comentario resulte algo retrógrado y estirado, pero la distinción elegante se propone como un mérito importante para mi persona. Vivir en un lugar totalmente yermo de expectativas de cualquier tipo te hace constatar en vivas carnes que así de duro es soñar arrinconado en el rincón del mundo. Y sí veo las noticias y las desgracias que ocurren a mi alrededor, pero entristecerme por lo mierda que es la vida para casi todo el resto no aporta nada a mi rutina diaria.

Son entonces, todas estas pequeñas cosas las que hacen que el ser humano ambicione y se pase de vueltas trabajando o robando, cada quién a su estilo. Está claro que vecedores y vencidos tenemos que convivir, una ley de selva no tan imaginaria donde reina siempre el más mono.

2 comentarios:

  1. Pues casi que has cumplido todos tus sueños de pequeña, tocas el piano, imagino nada mal, ya eres diseñadora de moda, en nada tendrás el título que así lo acrédita, en el mundo que vivimos se necesita para robar o trabajar, sinceramente creo que te da tiempo a ser arqueológa, afortunadamente, eres muy jovennnnnnnnnnnnnnn!!!!!!!!!!!!!
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  2. Muy interesante tu post. Particularmente creo que poder apreciar la belleza de lo que nos rodea y de los objetos que nos parecen hermosos como los de las fotos o apreciamos como estéticos, ayudan a nuestra vida y la hacen más bella. A no resignarnos!!

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