11/1/10

El lago del patito feo

¡Esa músicaaaaa, qué vergüenza! A penas habían sonado las primeras notas de El lago de los cisnes y alguien indignadísimo protestaba por el crugir de los altavoces. El audio me recordó a las funciones del colegio, cuando se ambientaba cualquier tipo de escena religiosa bien por pascua o el nacimiento mismo y ponían en un magnetófono de dimensiones descomunales una cinta que ya había cotizado demasiado. Como nunca antes había estado en un ballet me mostraba entusiasmada a pesar del sobresalto inicial. La figura de la bailarina, su languidez, movimiento, disciplina es algo que siempre me ha seducido, aunque se trate de "mediocres", que es como calificaba la fila de delante de abrigos largos con pelo del bueno y melenas ahuecadas para la ocasión, a todo el elenco de bailarines en general. La verdad, es que sin tener ni juicio ni parte en este mundo, el protagonista lo poco que llegaba a saltar al caer parecía un saco de patatas, visualmente caía de una forma poco armoniosa y muy pesada.




Pasa que una se genera expectativas de alto standing y no Silvia, no has salido de Paletolandia. A la entrada de cada ballet, concierto, actuación en general se debería entregar con el programa un flyer bien fuorescente y con letras grandes a modo de manual sobre cuando aplaudir. Vamos que porque la obra duró casi 3 horas porque sino... Yo no me podía creer que cada cadencia final, es decir, a cada chim pum para entendernos, arrancaran un número de aplausos considerables y eran de los nerviosos, de los incoherentes. La cosa fue aflojando cuando los entusiastas se fueron dando cuenta de que aquello iba para rato. Mi consejo es que si no sabes cuándo no tomes la iniciativa por favor. Resulta muy molesto los aplausos a destiempo. El siguiente video refleja cruelmente la naturaleza de mis expectativas, sí, pequé de paleta, mea culpa.



Estos cisnes tiene plumas,  formas aladas, son cisnes de verdad. Mis cisnes eran una recua de patitos feos con tutús de un tul opaco. El vestuario era muy de alquiler de traje de segunda mano para la fiesta temática de turno de verano. Puedo llegar a comprender la precariedad ahora mismo de ese país, yo pensaba yo creía en los maravillosos ballets rusos que en los años 20 embriagaron a toda Europa, que los seguirá habiendo por supuesto, pero sin parada en esta estación muy a mi pesar. Aún así no pararé de soñar, lo menos bueno, sin duda sirve para alimentar a lo menos malo.


3 comentarios:

  1. El ballet fue contratado por los que han querido contratarlo, han venido y han hecho su trabajo. El público sabemos o debiéramos saber qué o a quienes vamos a ver y hasta donde pueden llegar. Cosa diferente para mí es que pagamos una cierta cantidad por un evento bajo unas determinadas condiciones, que no se han cumplido, el tema del altavoz y su molesto ruido me resultó algo lamentable.

    Un saludo,
    Alejandro.

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  2. Acabo de pagar 12 euros por una entrada en el Auditorio de Galicia en Santiago para ver el día 18 de Marzo a Gidon Kremer y estoy segura que no me defraudará. En eso sí que tienes razón.

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